20.10.09

El taller de Santiago

Santiago García Sáenz (1955-2006), busca la identidad del paraíso en ZavaletaLab y en REDGalería. Los últimos trabajos se exponen en San Telmo, en la galería de la calle Venezuela. La muestra incluye una selección de obras del período de madurez del artista; mientras que algunos de sus amigos y amigas más íntimos presentan fotos, textos, imágenes a modo de homenaje en la galería virtual.
Un texto al pie de la muestra explica que Sáenz posee en sus obras una inquietante búsqueda de la identidad, sobre todo aquella que se denomina mestiza, la propia, la identidad Latinoamericana. En sus cuadros los mitos y la imaginería de lo popular se hacen visibles, recontextualizados en un paisaje atemporal, que sacraliza al continente como el Jardín perdido y reencontrado.
Pero estas líneas se fortalecen cuando Virginia Del Giúdice, Adela Rodríguez Larreta, Josefa Correa, José Garófalo y Renato Rita que tenían asignada una sala de REDGaleria le contestan a Sáenz a modo de diálogo imaginario. Inesperadamente la cantidad de contenidos aportados terminaron ocupando todas las salas gracias a la flexibilidad del proyecto, esbozando un gran work in progress.
Santiago García Sáenz era un nexo de grupo y en su particular taller ubicado en una vieja casona del barrio de Once, las tertulias entre amigos eran algo cotidiano. “Los pisos están como eran, pero los pinté a todos con pintura de color rojo y eso los emparejó. Después canjeé un dibujo por las puertas, a otro le cambié por el flete, después otro dibujo por el tanque de agua que era de un amigo que estaba arreglando la casa… Y tuve suerte con un buen albañil, pero a él no le pude cambiar nada”.
Así como podemos decir que Liliana Maresca fue una referente del trabajo grupal entre artistas; Santiago hacía de su taller un culto de la amistad, como así también un campo de conflictos estéticos y políticos.
Santiago Bengolea de proyecto RED nos cuenta que todos los 25 de mayo, al mediodía, se reunían a festejar el día de la patria con vino y empanadas, ya era una tradición hacerlo. Allí estaban desde Alicia de Arteaga hasta Marcia Schvartz, entre otros.
Garófalo en su relato recuerda, “Me desperté con un mensaje que decía que Santi había fallecido… después del shock me fui al estudio y tomé las fotos del lugar tal cual las había dejado, los cuadros sin terminar, los libros de consulta, los lentes sobre el banco, las plantas del patio… el árbol que plantamos cuando nos mudamos”.
La presentación de Renata Rita vincula a un Santiago soñador que ha dejado huellas; que ilusionado, observa desde una pomposa nube blanca a sus amigos más queridos.

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