12.6.10

Leche

La idea era dirimir las nuevas prácticas de gestión e ir a la muestra de la artista visual Yagoda para así conocer el hegemónico proyecto Cortina abierta hogar/galería impulsado por Natalia Sáenz Valiente, Jorge Salas y Alejandro Iannizzotto.
Golpeé las manos en la puerta de la casa y al grito de… ¡SEÑOOORAAA! Se escuchó otro grito desde adentro que decía ¡YA VOOOY! La puerta se abrió y sorpresivamente una persona con elegante pijama amablemente me hizo pasar a la vivienda.
Cortina es un espacio habitacional de carácter experimental. Un espacio que se habita y que da lugar al arte. Nació en 2009 como Hogar (casa-morada-residencia-domicilio-vivienda-nido-albergue-refugio) accesible para discutir de arte, practicarlo y mostrarlo. Desde hace un año invitan a artistas, curadores, gestores culturales y se convierte en galería (corredor-pasaje-pasadizo-atrio-recoveco-pasillo-travesía) o como bien lo describe Natalia, en un asentamiento de artistas. Un espacio que propone nuevos discursos desde las artes visuales, una vivienda que se abre una vez al mes usando todos sus rincones para enaltecer a sus visitantes.
La muestra individual de Yagoda transgrede los limites de lo expositivo, comienza en el hall de entrada y culmina en el patio trasero de la casa, tramitando filiaciones por las habitaciones de sus moradores, la antigua vitrina del living, sala de estar y baños. Una verdadera apuesta entre lo público y lo privado. Según mis observaciones y después de mi charla con la vaca voladora que pendulaba desde el techo de la galeria, podría ocluir que el ADN argentino está compuesto por mucha… pero mucha leche… más un extra de brillantina escolar. La artista muestra desinhibidamente su multiplicidad de lenguajes (instalación, objeto, escultura, pintura, performance, dibujo) que remiten a otros lugares y momentos de la ideosincracia argentina.
Es meritorio que un espacio de arte ubicado en el barrio de Villa Luro, coexista en la diversidad, presente proyectos alternativos y convoque a cientos de personas (inclusive los días de lluvia) sin encorsetarse.
Cuando llegué a casa me detuve a observar el gigantesco árbol madre (cómo el de la peli Avatar), estaba lleno de pájaros que gritaban como si alguien entendiera su dialéctica. ¡Bue! En verdad es la antena de la ex Side en San Cristóbal que con sus cables a tierra ocupa casi toda la manzana, pero a mí me gusta pensar que es un gran árbol. Después de tanta leche, quise reflexionar sobre el ADN argentino pero la naturaleza me llamaba. Estaba irremediablemente apurado y no previne -si habría o no- papel en el toilet, al fin la carta documento que llegó a principio de mes, tuvo su momento más glorioso y fue rescatada entre los suplementos de arte.