25.3.11

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ilustración: Patricia Gayone

ARTE, ARENA Y CHURROS

Ante la exasperación, lo conveniente es armar las valijas y salir a la ruta rumbo a las playas más cercanas.
Arribar a “La Feliz” es una sensación indescriptible. Clavar la sombrilla en La Bristol, caminar por la peatonal San Martín, ir a comer al chiringuitos del puerto, salir saludando por detrás en algún programa de chimentos y sacarse fotos con los lobos marinos petrificados de La Rambla.
Luego de una pequeña caminata sobre el ardiente cemento, pude apoderarme de un metro cuadrado de arena donde reposar con el mate y los churros de Manolo. Leer alguna revista, hacerme una postal de recuerdo, ver pasar mucha gente o simplemente tomar el fresco del mar.
Lo bueno de Mar del Plata no son solo sus playas infectadas de vendedores ambulantes y ordas de turistas que vienen de todo el país. Cuando uno ya está cansado del cigarrillo del vecino o del griterío de las criaturas, la ciudad ofrece actividades también relacionadas con la cotidianidad de la gran metrópoli.
El artista plástico Helmut Ditsch presenta en Mar del Plata la muestra “El Triunfo de la Pintura”, exhibiendo sus obras más recientes y emblemáticas, muchas de ellas (todas) inéditas para el público argentino.
La Plaza del Agua se acondicionó especialmente con un amplio predio para recibir la muestra del artista argentino “más cotizado” que logra a través de esta expo poner al alcance del público sus obras más importantes de manera libre y gratuita. ¿No era Kuitca el más cotizado? ¿O era Berni?
Da la sensación que la brújula del stablishment está torcida. Nuevamente antagonismos sobre artistas desatendidos en su propio país que ahora son grandes estrellas en el exterior. Este fenómeno paradojal lo relata Helmut con sus propias palabras: “En Argentina, los supuestos especialistas me decían que no tenía futuro, que lo mío no seguía el recorrido que las tendencias marcaban. Sin embargo, siempre supe cuál era mi camino y lo seguí con mucho esfuerzo y tenacidad. El artista debe ser libre, transmitir su interior sin interferencias dictadas por otros intereses. Hoy me encuentro regresando a mi patria, tan libre como cuando tuve que partir”.
A pesar de sus divergencias siempre ha sentido gran cariño por su país. En una breve e improvisada charla me cuenta que su arte “trans” se inspira en inconmensurables puntos extremos de la naturaleza que luego son elaborados sobre lienzos que alcanzan dimensiones monumentales. Y aunque no me gusta el sesgo de los acontecimientos me empecé a preguntar sobre lo “trans”, ¿Será por transexual? ¿Por transposición, o transferencia de fondos? - ¡No no no! - (me aclara); “Es porque me transporto/transmuto al espacio paisaje que estoy pintando”. Interpreté que era algo así como meditación transformadora en el arte.
A pesar de estar en la lista de los más ignorados por la critica local, Helmut radicado en Austria pero nacido en un barrio de Villa Ballester, en agosto de 2010 batió el récord histórico de cotización para una obra de arte producida por un artista argentino, dato relevante para algunos y nada relevante para otros: “Mar II” fue vendida a una desarrolladora inmobiliaria de Andalucía, España, por 865.000 dólares, superando a “Desocupados” de Antonio Berni.
Ditsch siempre se destacó por su caudal artístico que también se extiende al diseño automotriz, al de indumentaria, a la composición musical y a la elaboración de vinos de alta gama. Famoso por sus pinturas hiperrealistas de grandes dimensiones, aclaró, “El formato que elijo está condicionado por el tema: el cuadro grande es el mínimo que yo puedo hacer para que se entienda el tema. La dimensión del tema tiene que ver con la monumentalidad natural y el formato está condicionado a eso”.
A la inauguración no faltaron algunas figuritas repetidas y otras más difíciles de conseguir. A partir de la compra de una de sus obras por Aníbal Josami, el artista de alta capacidad autodidacta empezó a ser mirado de otra forma en el circuito porteño. Fue invitado a exponer en diferentes lugares del país y el propio Ditsch deja en claro que no son los empresarios los que buscan su obra, de hecho, nunca un empresario lo invitó a exponer en Argentina, tampoco lo hicieron los centros de arte, salvo el Museo Nacional de Bellas Artes hace diez años atrás.

¿Para cuándo la Beca Ditsch?